Bocetos de Economía

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Economía colaborativa y ciudades inteligentes



Según publicaba recientemente Financial Times, en Holanda, la patria de la bicicleta, una de cada tres bicicletas vendidas el pasado año, era eléctrica frente a hace una década en la que sólo lo eran una de cada veinte. Mientras que las importaciones de bicicletas convencionales desde China, Taiwan y Vietnam a la Unión Europea cayeron un 15% entre 2014 y 2016, las exportaciones de bicis eléctricas o e-bikes, más que se duplicaron.

Bird, la start up de scooter eléctricas compartidas que sólo tiene un año de vida, y cuyo alquiler cuesta un dólar más 15 centavos el minuto, está en conversaciones para levantar una ronda de 200 millones de dólares a una valoración de más de 1.500 millones. Esto ha sucedido unos días después de haber levantado 150 millones a una valoración de 850 millones de dólares. Estas métricas están dejando atrás a fulgurantes éxitos como Uber que precisó cuatro años para ser considerada un unicornio (proyecto tecnológico “único” en cuanto a su éxito explosivo que multiplica exponencialmente su valoración en un periodo relativamente corto y lo convierten en líder global de un nuevo concepto de producto o servicio). Pero, ¿quiénes serán las compañías vencedoras en esta carrera por hacerse con los servicios de movilidad urbana inteligente? Probablemente, aquellas que como Uber o Lyft puedan proveer acceso a todos los tipos de transporte: bicicletas eléctricas, convencionales, scotters y coches compartidos…

TRANSPORTE PÚBLICO INTELIGENTE

Según publicaba también hace sólo unos días The Wall Street Journal, la vanguardia del transporte público inteligente está en aplicaciones que permitan calcular las rutas más eficientes a través de diferentes medios de transporte para desplazarse a algún lugar. Por ejemplo, el viajero podría recibir en su smartphone a través de la correspondiente app, la información de que lo más eficiente, en términos de tiempo y/o de coste para llegar a un punto de terminado de la ciudad una vez que llegue su tren a la estación, puede ser alquilar una bici eléctrica a través de una determinada ruta y, en un punto intermedio, cambiar a un taxi sin conductor que nos desplace a la ubicación a la que pretendemos llegar. Otra perspectiva sería la de la empresa de taxis autonomos que a través de una aplicación específica como la startup Moovit, anticipa las necesidades de los viajeros, por ejemplo calculando la llegada de un tren en un momento determinado con una cifra de viajeros calculada y enviando taxis autonomos que permitan satisfacer esa demanda. En este sentido compañías de sectores “tradicionales” como Ford Motor Co. están ávidas de incorporarse a todas estas nuevas tendencias: en enero de este año, anunció la compra de la startup Autonomic para ayudar a crear una denominada “nube” de movilidad que, al modo de una torre de control de tráfico aéreo, permita el manejo por parte de las autoridades municipales de los diferentes proveedores de transporte: desde los autobuses públicos hasta los taxis sin conductor.

MENOS PARKING, MÁS ESPACIO

Los coches autónomos permiten que sus pasajeros se bajen en su destino y, luego, aparquen en zonas habilitadas al efecto o bien, coger a otros viajeros. Ello implica menos necesidades de espacio para parking lo que viene bien para descongestionar las ciudades. Según Brooks Rainwater, director del Center for City Solutions at the National League of Cities en declaraciones a WSJ, algunas ciudades destinan más de un 30% de su superficie a vías de circulación y parkings. En un análisis publicado por el Earth Institute de la Universidad de Columbia se concluye que en ciudades con una densidad de población superior a 750 habitantes por milla cuadrada (que es la densidad media de las ciudades americanas) si los vehículos fueran autónomos, con un 15% de la actual flota de vehículos urbana sería suficiente para cubrir las necesidades de movilidad de la población.


Pero quizás, el principal problema para los vehículos sin conductor sea la seguridad, una cuestión evidenciada después de que un vehículo de prueba de Uber atropellara mortalmente a un peatón a principios de año en Tempe.

¿QUIEN DEBE LIDERAR EL PROCESO DE TRANSFORMACIÓN DE LAS CIUDADES?

La Unidad de Inteligencia de The Economist (EIU) publicó un white paper denominado “Empowering cities: The real story of how citizens and businesses are driving smart cities” en el que realizaron encuestas a más de 1.950 ciudadamos y 615 ejecutivos de diversos sectores en 12 ciudades (Barcelona, Berlin, Buenos Aires, Chicago, London, Los Angeles, Mexico City, New York City, Rio de Janeiro, Shanghai, Singapore y Toronto).


La encuesta, en primer lugar, muestra cómo sólo un 15% piensa que puede contribuir de algún modo al desarrollo de las ciudades inteligentes. Según Jarmo Eskelinen, jefe de tecnología e innovación del think-tank londinense Future Cities Catapult, este bajo porcentaje se debe a que las ciudades han sido poco proactivas a la hora de establecer una comunicación abierta y un diálogo con los ciudadanos en lo que se refiere a hacer las ciudades más “inteligentes”. Entre otras cosas, arguye Eskelinen, los gobiernos municipales no han aprovechado el enorme flujo de información que reciben respecto a la movilidad y hábitos de los ciudadanos por lo que han perdido la iniciativa para liderar el cambio.


La realidad es que las tecnologías digitales –señala el informe de EIU – están mejorando los servicios en las ciudades. Así, un 31 por ciento de los encuestados señalan que en los últimos tres años el transporte ha mejorado en las ciudades gracias a las tecnologías digitales. Un 25% de los ejecutivos, por su parte, ven margen de mejora en este ámbito en el corto plazo. Sin embargo, el impacto de la tecnología digital va más allá del transporte. Desde sensores que reciben y transmiten información a los sistemas de análisis de datos, las tecnologías digitales pueden proporcionar en tiempo real información sobre el estado de las infraestructuras como el suministro de corriente eléctrica o de agua, mejorando la eficiencia y detectando factores de vulnerabilidad que pueden ser una potencial fuente de problemas.

Aunque sólo un tercio de los ciudadanos (32 por ciento) aseguran estar proporcionando su percepción y opiniones a los municipios, un 50 por ciento muestra su deseo de poder hacerlo, Por su parte, los ejecutivos son entusiastas en este tema: más de dos tercios de los entrevistados (73 por ciento) consideran que su compañía estaría interesada en participar o esponsorizar eventos o foros que sirvan de punto de encuentro entre la ciudadanía y las autoridades municipales para la mejora de las infraestructuras y de los servicios. En especial, los hombres y mujeres de negocios consideran que las ciudades más inteligentes son un factor de atracción de talento que, inevitablemente, favorece a las empresas y su rentabilidad. Pero la conclusión del trabajo de EIU es que más que el desarrollo de una app, es preciso un cambio cultural para que los gobiernos municipales fomenten la participación ciudadana para la mejora de las ciudades y que no consideren a ciudadanos y empresas meros consumidores o simples proveedores de servicios.

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